viernes, 9 de septiembre de 2011

El movimiento va a la derrota


El movimiento va a la derrota

Muchos consideran ya este momento (en las movilizaciones) como la recta final en la cual se concluirá una solución a la crisis educacional. Compartimos que algo se concluirá siendo más específicos: una derrota.
Ya es consenso -entre las discusiones- que el cambio en la educación necesita una reforma estructural al sistema, incumbe un todo que pasa por la ideología hasta la técnica, no necesita -es más, le hace daño- “soluciones” miradas bajo la misma lógica en que es mirada la educación actualmente, los gobiernos pasado los han intentado y resolver los problemas del neoliberalismo con más neoliberalismo no les ha funcionado.
Pero cómo esperamos que se logren estos cambios estructurales y profundos cuando en la dirigencias se trata el problema de “largo plazo”; de “paulatino”; “que el tema debe ser solucionado más adelante”, reduciendo  la solución a más o menos becas, a aranceles diferenciados y más propuestas técnicas que muchos podrían catalogar de migajas.
Al ya ser aceptada la mesa de diálogo con el gobierno y al escuchar las banderas de lucha de los dirigentes (donde la gran mayoría de ellos milita o en el partido comunista o en los partidos de la concertación) de la Confech, la CUT y el colegio de profesores, los hechos nos dan la razón. La mesa de negociación no busca un cambio real al sistema, los frutos  que de ella salgan serán estériles. Y esto, es porque no existe una voluntad política por parte del oficialismo para cambiar el paradigma de la educación en Chile; realizar estos cambios atentan contra sus intereses de clase. Tampoco existe la voluntad política por parte de los dirigentes del partido comunista y concertacionistas; sólo buscan cambiar la correlación de fuerza, acumular poder electoral y parlamentario. Es necesario decir, también, que al igual que el oficialismo, responden a intereses de clase que no les permite generar dichos cambios: El PC es dueño de universidades (como la ARCIS y la Academia) y la concertación (sus partidos y militantes) posee holdings donde lucra con colegios secundarios.
La otra fuerza de la izquierda no ha demostrado una propuesta realmente popular y de base, no le hace contrapeso –ni lo ha pretendido hacer- a las políticas partidistas de los ya nombrados y termina sosteniendo la misma forma de hacer acuerdos y política. ¡Adolece de complicidad absoluta!
El actuar devenir del movimiento estudiantil nos da la razón: la necesidad de un referente de izquierda revolucionaria se hace imperante, la necesidad de generar esa fuerza entre estudiantes de base con un proyecto revolucionario nos promete la conducción victoriosa del movimiento estudiantil, y somos tajantes al decir que si no se genera dicha conducción, el capitalismo seguirá ganando como ya lo ha hecho.
MUI – Universidad de Chile
Por una educación digna para todas y todos,
Movimiento Universitario de Izquierda.

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